En ocasiones los entes de la selva por consigna de los Antiguos Dioses Mayas escogen a un hombre para transmitirle el conocimiento del monte.
Corría el año de 1995 cuando un grupo de cazadores se internaron para buscar venados y jabalíes, el grupo llevaba un niño pequeño de 5 años. Todo parecía normal, caminaron varios metro formando una línea horizontal para abarcar más espacio.
Los hombres al ser cazadores experimentados se les hizo extraño no lograr derribar un solo vendado, cuando pensaron en retirarse se les paró frente a ellos un imponente venado de cola blanca. Los hombres afinaron la puntería hasta que lograron derribarlo. El pequeño que observaba, por alguna razón sintió tristeza por el venado.
Cuando su padre y tío voltearon no lograron hallar al pequeño, ellos tomaron la decisión de dar parte a las autoridades y al pueblo. Al cabo de una semana de manera aún más misteriosa el pequeño de 5 años apareció como si nada hubiera pasado en una semana.
Resulta que el niño al ver como mataban al venado sintió una profunda tristeza y en ese momento lo tomó de la mano un hombre anciano y lo consoló con palabras dulces pronunciadas en maya. El anciano le cantó sobre los animales que habitan la selva y le dijo que si él lo deseaba podría ser el próximo Yuntzil.
El niño de inmediato aceptó, el anciano le dijo que antes debía crecer un poco más. El anciano Yuntzil vestido de blanco lo tomó nuevamente de la mano y lo llevó hasta el camino, se despidió diciéndole que ahí esperara a su familia.
El niño creció y aunque ya no recuerda del todo lo que sucedió sabe que en cualquier momento podría ser llamado para convertirse en el señor del monte Yuntzil para cuidar de sus animales y vegetación, aunque algunos dicen que desde aquel encuentro místico el niño adquirió el conocimiento de las plantas curativas e inconscientemente ha sanado a algunos enfermos al sugerir usarlas.
Comentarios