Las historias en la Costa Maya Mexicano sobre magia son muchas y muy variadas. Desde apariciones de seres elementales, o los ya mencionados brujos con la habilidad de transformarse en animales con el Huay Chivo o las entradas a mundos subterráneos donde se encuentran construcciones tan antiguas como nuestros mismos antepasados.
Hoy te queremos compartir una historia traída a nosotros por los mayores de la comunidad. Recordemos que antes la vida se vivía en la milpa, ese fue el trabajo que muchos de nuestros padres y abuelos realizaron gran parte de su vida.
LAS PEDRADAS DE LAS MILPAS
Don José, era un señor de milpa, De los primeros en llegar a trabajar su tierra. El tenía una costumbre bastante peculiar. En un lugar muy cerca al centro de su tierra, tenía un muñeco de cera al que devotamente le quitaba y ponía una piedra en la mano. La verdad algo muy extraño para tener en una milpa.
El día que me anime a preguntar sobre su extraño muñeco, la cara de Don José se animó con una sonrisa de niño, en tanto que me contestaba; "Sé que usted no me va a creer, pero le diré; soy pobre, muy pobre y no tengo quien me ayude a cuidar la milpa, pues casi siempre cuando llega la cosecha, me roban el fruto de mis esfuerzos. Este muñeco que ve no es un muñeco común; es algo más; cuando llega la noche toma fuerzas y ronda por todo el sembrado; es mi sirviente… Se llama Canancol y es parte mía, pues lleva mi sangre. El sólo me obedece a mi... Ya sé que no me cree."
Lo miré sorprendido la verdad, no esperaba una respuesta así y por su puesto el se dio cuenta, me puso la mano en el hombro y me señalo su terreno.
De este tronco caido hasta la otra esquina, haya donde da la enredadera, es mío. Y no vaya a creer que soy brujo, no para nada, yo solo conozco a quien pedirle ayuda, como lo hacian mis abuelos y los abuelos de mis abuelos. Hay que pedirle ayudan a un MEN, solo el brujo maya sabe que hay que hacer, por que se le pide permiso a los elementos, al mismo padre sol y al dios de la lluvia se le ofrece. Mi Canancol hizo un pacto conmigo. El va a cuidar el alimento de mi familia y yo en cambio le di mi sangre para darle vida y será recompensado con un banquete para el solo y él solo debe de seguir esta instrucción.
Debes castigar al intruso y al ladrón. Aquí está tu arma. Y en el acto coloca en la mano derecha del muñeco una piedra... y cuenta la gente sencilla que el travieso o ladrón que trate de robar recibe pedradas mortales. Es por lo que en las milpas donde hay canancoles nunca roban nada.
Yo, cuando llego a la milpa, tomo mis precauciones y antes de entrar le silbo tres veces, señal convenida con el Canancol; despacio me aproximo al muñeco y le quito la piedra de la mano; trabajo todo el día, y al caer la noche, vuelvo a colocar la piedra en la mano del Canancol, y al salir silbo de nuevo. Cuando cae la noche, el Canancol recorre el sembrado y hay veces que te podría asegurar que tiene la habilidad de silbar como el venado.
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