Con la densa vegetación de las selvas tropicales del norte de Guatemala ocultando sus vestigios de 2.000 años de antigüedad, antes era imposible ver en toda su extensión el antiguo modo de vida maya.
Pero la tecnología láser ha ayudado a los investigadores a descubrir un sitio arqueológico maya de 1.683 kilómetros cuadrados, desconocido hasta ahora, que ofrece nuevos y sorprendentes datos sobre los antiguos mesoamericanos y su civilización.
Los investigadores detectaron el vasto yacimiento en la cuenca kárstica de Mirador-Calakmul, en el norte de Guatemala, utilizando la tecnología LiDAR (Light Detection and ranging), un sistema de cartografía láser que permite detectar estructuras bajo las espesas copas de los árboles. El mapa resultante mostraba una zona compuesta por 964 asentamientos repartidos en 417 ciudades, pueblos y aldeas mayas interconectados.
Las "superautopistas" y la sociedad
Las calzadas estaban compuestas por una mezcla de barro y piedra de cantera entre varias capas de cemento calizo.
Es probable que los mayas construyeran las calzadas elevadas con un proceso similar al que utilizaron para construir sus pirámides: creando cajas de piedra de entre 3 y 4,5 metros, y luego rellenándolas, apilándolas y nivelándolas, según Hansen. Varias de estas calzadas tenían una anchura de hasta 40 metros, casi la mitad de un campo de fútbol americano.
En lengua maya, la palabra para calzada es "Sacebe", que se traduce como "camino blanco". Encima de las calzadas elevadas había una gruesa capa de yeso blanco, que habría ayudado a aumentar la visibilidad por la noche, ya que el yeso reflejaba la luz de la luna, dijo Hansen.
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