La Dualidad Entre La Vida Y La Muerte
Más allá del mundo terrenal
El cosmos para la cultura maya se compone de tres elementos principales, representados por el árbol sagrado de la ceiba: el cielo, la tierra y el inframundo o Xibalbá. Lugar donde habitaba y reinaba el “descarnado”, Ah Puch, también llamado Kisin o Yum Kimil. El es el señor de la muerte. Se decía que el búho era su acompañante, por eso cuando este animal cantaba le arrojaban piedras para ahuyentar a la enfermedad o la muerte que acechaba.
El libro sagrado del Popol Vuh narra que antes de la creación del hombre dos hermanos gemelos tuvieron que descender hacia el Xibalbá tras ser retados por las entes divinas a un juego de pelota que llamaron Pitz. El descenso hacia el inframundo se compone de distintas pruebas, entre ellas caminar por empinadas escaleras, cruzar ríos de sangre y agua, y pasar por cámaras tenebrosas con animales salvajes o espinas.
Para los mayas lo sagrado y divino proviene de la tierra, y no del cielo. La muerte significaba dejar el mundo a nivel material por lo cual, los mayas otorgaban al difunto ofrendas para el viaje que emprendería su alma hacia el Xibalbá. A la gente del pueblo se le sepultaba en el suelo de sus casas mientras que a la nobleza se les construía tumbas majestuosas en donde era común que sacrificaran a mujeres y sirvientes para servirles de compañía en su travesía, además de ofrendas con comida y joyería.
Dentro de la arquitectura de esta gran cultura se pueden encontrar, además de los grandes centros mortuorios, algunos recintos con entradas en forma de fauces de animal. Se creía que al cruzarlos se entraría en contacto con el Xibalbá. Sin embargo los portales más importantes eran las cuevas y los cenotes.
Así lo demuestran algunos impresionantes lugares como la puerta al inframundo descubierta en las cuevas de Homún, en Yucatán. Una especie de portal bloqueado con piedras labradas conectan a una complicada red de cuevas, en su interior se encontraron esculturas, piezas de cerámica y restos óseos. Incluso existen modificaciones a cuevas y cenotes para formar templos para el culto del Xibalbá. Otra de las imponentes entradas al inframundo se ubica en la cuevas de Candelaria en Guatemala.
Para los mayas y las culturas mesoamericanas no existe un concepto de infierno, se creía en la enfermedad y la muerte como una etapa más de la existencia del ser humano, un ciclo entre la vida terrenal y la espiritual, es por eso que a pesar de su concepto tenebroso este lugar no era considerado como un castigo. A esto se le debe el término de inframundo.
Fuentes
Xibalbá: el Inframundo de los Mayas.
Textos de David de la Garza
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