En la mitología maya Xibalbá o Xib’alb’a es el mundo telúrico gobernado por los Ajawab del Xibalbá o los «señores del inframundo», al frente de los cuales estaban las divinidades de la enfermedad y la muerte: Hun-Camé y Vucub-Camé.
La entrada física a este inframundo se ubicaba tradicionalmente en una caverna cercana a la localidad de Alta Verapaz, Guatemala.
Los doce señores de Xibabá
Hun-Camé y Vucub-Camé eran los jueces supremos y los encargados de dictaminar funciones de los otros señores.
Cuchumaquic y Xiquiripat eran los encargados de causar derramamiento de sangre entre los seres humanos.
Ahalganá y Ahalpuh tenían como tarea hinchar a los hombres, hacer que las piernas les supuraran y teñirles de amarillo el rostro.
Chamiaholom y Chamiabac eran los alguaciles de Xibalbá y ostentaban como señal de su cargo una vara de hueso; su ocupación consistía en adelgazar a la gente, hasta que no quedaba de ella más que huesos.
Ahaltocob y Ahalmez tenían como función principal entorpecer a los hombres que regresaban a su hogar.
Por último, Xic y Patán, responsables de causar la muerte a los que andaban por los caminos.
Una de las partes del Popol Vuh narra el enfrentamiento entre los Señores de Xibalbá y dos pares de gemelos divinos: en primer lugar Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú, que serían derrotados. Después, los hijos del primero de ellos: Hunahpú e Ixbalanqué, que saldrían victoriosos gracias a su ingenio y conocimiento de la magia.
Los gemelos Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú eran muy aficionados a jugar a la pelota, pero eran muy ruidosos y eso molestaba a los Señores de Xibalbá. Estos les invitaron a una partida a vida o muerte. Y perdieron, por lo que fueron sacrificados.
A Hun Hunahpú le cortaron la cabeza, que fue clavada en un árbol estéril, que, al poco tiempo fructificó.
Cuando Ixquic, hija de Cuchumaquic, uno de los señores de Xibalbá, se acercó al árbol empujada por la curiosidad, la cabeza de Hun Hunahpú le pidió que extendiese su mano derecha; cuando ella lo hizo, le escupió entre los dedos; mediante este método, la doncella queda embarazada.
Ixquic fue perseguida por los Señores, pero consiguió llegar a la casa de la madre de Hun Hunahpú, donde daría a luz a los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, que lograrían vengar a su padre tras sobrevivir a las duras pruebas del inframundo.
El Popol Vuh cuenta que eran muchos las estancias de tormento y los castigos de Xibalbá:
La Casa oscura, en cuyo interior sólo había tinieblas.La Casa del frío, donde un viento frío e insoportable soplaba en su interior.La Casa de los jaguares, donde los jaguares se revolvían, se amontonaban, gruñían y se mofaban.La Casa de los murciélagos, donde no había más que murciélagos que chillaban, gritaban y revoloteaban.La Casa de los cuchillos, dentro de la cual sólo había cuchillos cortantes y afilados
Fuente Mistérica
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