El lunes 8 de abril se produjo un fenómeno astronómico: un eclipse solar total que tuvo una duración de 4 minutos y 20 segundos. Esto ocurre cuando la Luna se sitúa entre el Sol y la Tierra, proyectando una sombra sobre esta última que bloquea total o parcialmente la luz del Sol en algunas zonas de nuestro planeta.
Los eclipses han sido documentados a lo largo de la historia por las distintas civilizaciones, quizá los mayas son los que han aportado más información sobre este fenómeno astronómico. Un buen ejemplo de ello es el conocido como Códice de Dresde, que contiene tablas astronómicas con las que los mayas podían calcular las fases de la Luna y del planeta Venus. Pero, ¿cómo podían predecir eclipses con los medios de que disponían?
Un eclipse de Sol total solo se produce cuando hay Luna nueva. Partiendo de esta base, las élites sacerdotales y los gobernantes mayas emplearon un complejo sistema para contar los meses lunares asociados a las fechas anotadas en la llamada "cuenta larga" del calendario maya para calcular, de forma precisa, los eclipses solares, a los que denominaban Pa’al K’in, es decir, "Sol roto".
Por su carácter casi mágico, la predicción de estos fenómenos astronómicos se convirtió en una herramienta fundamental para el control de la población por parte de las élites. En realidad, era un modo de protegerse contra el malestar que generaban los temidos eclipses solares entre la población, la cual, aterrorizada, detenía todas sus actividades y realizaba toda clase de ruidos para alejar a la Luna del Sol, su fuente de vida.
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